miércoles, 6 de abril de 2011

FANTASTICA NOCHE PARA EL R. MADRID: YA ESTA EN SEMIFINALES


El empate a cero hubiera sido un magnífico resultado, pero el 4-0 es sensiblemente mejor. Con ese marcador viajará el Madrid a White Hart Lane, donde la leyenda del estadio no sostiene la levedad del Tottenham que se vio ayer. Si tanto le trastocó la expulsión de Crouch, el pecado del equipo es la falta de ánimo. Y si no fue eso, será todo lo demás. Casi todo mediocre menos el joven Gareth Bale, al que muchos madridistas, en plena fiesta, imaginaron fichado por Florentino en el descanso, en fulminante operación. La única verdad, a falta de compulsar el impreso, es que el Madrid estará en semifinales contra quien sea menester.

Y lo mereció, quede claro. La superioridad del Real Madrid fue absoluta, jugando mal una parte y jugando bien la siguiente. Suyo fue el interés y la intensidad, el amor propio, la agonía y, por supuesto, el campo. Sólo los jugadores muy grandes sobreviven a un ambiente así y el Tottenham únicamente tiene a uno de esos, el chico velocista, el apolo con orejas de soplillo. Se hizo justicia, por tanto.

Aunque el partido será recordado como una hazaña, el comienzo fue un tanto particular. Lo más importante de la primera parte se concentró en el cuarto de hora inicial. Después de un par de aproximaciones locales, a los cuatro minutos marcó Adebayor, de limpio cabezazo a la salida de un córner. Ni Modric, bajo palos, ni Gomes se pusieron de acuerdo para sacar el balón. Casi tanto como el gol, tempranero, sorprendió el recurso utilizado por el rematador, pues, a pesar de su altura (1,92), Adebayor no es un futbolista que explote su ventaja en los balones aéreos, quizá por no abusar.

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